Durante el siglo XIX, los grandes acontecimientos sociales -de las bodas a las fiestas de quince años- se conmemoraron con un baile.
Los bailes se organizaban tanto por familias como por instituciones.
Ser invitado a ellos significaba un gran reconocimiento social.
Desde los tiempos del Segundo Imperio (1864-67), el vals se ganó la preferencia del gusto mexicano. Durante el porfiriato y los dos primeros decenios del siglo XX, se cultivó también la polka, el chotis y la mazurca.
A fines de la centuria, algunas editoriales extranjeras de música -como Wagner y Levin- abrieron sucursales en México. Estas empresas editaron colecciones de bailes que incluían obras de mexicanos y extranjeros.
Pasada la segunda década del siglo XX, el baile fue perdiendo vigor como parte de los festejos sociales. Sin embargo, la tradición de celebrar una boda o las fiestas de quince años con un baile, sigue vigente hasta nuestros días.
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